Por tanto, la causa no se podía identificar a primera vista. Si se trataba de un proceso normal de carburación, ¿por qué no afectaba a toda la banda? Kischel estaba ante un enigma que necesitaba ser resuelto. Con esta finalidad, se extrajeron partes de la banda y se analizaron metalúrgicamente en nuestro laboratorio.
«El resultado nos dejó completamente perplejos: en las partes afectadas sí que había tenido lugar una carburación extrema. No obstante, descartamos un defecto material por nuestra parte, ya que el resto de la banda estaba intacta. Aún así, queríamos saber cuál era la causa. Teníamos gran interés en aprender de este fenómeno».
Posteriormente, se reunieron el empresario, el constructor del horno y expertos en la materia de HEIN, LEHMANN. Se analizaron todo tipo de escenarios posibles, se comprobaron todos los parámetros, pero no se pudieron constatar errores ni cambios en la configuración.
«Era como mirar un agujero en la pared. El agujero estaba ahí, cualquiera podía verlo. Sin embargo, no podíamos entender quién ni cómo lo había hecho».